
Nació en Buchardo en enero de 1984.
Se formó en la Escuela de Artes y en la Escuela de Archivología de la Universidad Nacional de Córdoba. Formó parte del XIV programa de artistas 2022-23 de la Universidad Torcuato Di Tella. Desarrolla su obra a través de la performance, escritura y soportes audiovisuales. Fue parte del colectivo artístico Arreboles de Mequetrefe de la Ciudad de Córdoba.
Su trabajo se nutre de investigaciones duraderas o circunstanciales que buscan incorporar destrezas específicas de ciertos oficios, prácticas profesionales y universos estéticos de interés a través de la implicación total que desdibuja los márgenes entre vida y obra, performance y ficción y que documenta de manera compulsiva para luego extraer piezas autónomas. Trabajó como peluquera, repostera, florista, archivista generando pequeñas plataformas comerciales para el ejercicio y circulación de su trabajo con equipos multidisciplinares de amigxs y profesionales. Se implicó en el diseño de moda y la sastrería, la producción de campañas publicitarias, diseño de arte y vestuario, gestión de proyectos para la difusión de artistas, diseño de discos, videoclips, cine porno experimental, entre otras.
En el marco de la archivología, investiga la producción documental de artistas contemporáneos y los rasgos archivísticos que aparecen como gestos poéticos en los procesos creativos, asesora proyectos de archivos comunitarios y colecciones de arte.
Ejerce la curaduría como una práctica inseparable de su condición de artista y el entrenamiento en la autogestión y las redes políticas de cuidado.
Vive actualmente en la ciudad de Buenos Aires.
Heredera de la obsesión por la world wide web de los 2000, mi obra transcurre en el tránsito y la transformación propia del aprendizaje.
Desde la incorporación de datos completamente inútiles inicio proyectos de indagación, listas de tareas, sistemas de referencias, planes de acción para moverme como un pacman entre derivas que se multiplican geométricamente hasta que el montaje propone una existencia material como un recorte posible de lo inacabado.
En mi trabajo, la documentación cobra un rol fundamental funcionando como testigo de procesos y transcursos muchas veces inmateriales o indistintos de actividades domésticas.
La producción compulsiva seguida de períodos de detenimiento para la edición, provocan grafismos de piezas seriadas clasificables en familias poéticas y sistemas independientes entre sí.
En mi obra, los relatos enciclopédicos sobre la historia del arte occidental y la belleza aparecen como un glitch entre lo anecdótico, la existencia cuir, la identidad pampeana, lo católico y lo pagano, como una fuerte autoinscripción latinoamericana.
El lugar donde vivo, la pampa y el río, el pueblo y la ciudad se imprimieron como oficios, dresscodes, ejercicios con el cuerpo, notas de observación, series documentales, relaciones posibles.
ARCHIVISTA
Decidí convertirme en archivista por el estímulo del pensamiento por hiperlink, el desborde de internet y la fantasía de totalidad.
El archivo se transformó en parte fundamental de mi método de trabajo y le dió sentido a un lenguaje que hasta ese momento había sido puramente intuitivo. Mi trabajo como archivista se abrió como un desempeño independiente pero también atravesó mi modo de pensar el mundo y el arte.
FLORISTA
Entre los años 2012 y 2020 aproximadamente me convertí en florista. Estudié de manera autodidacta técnicas de composición floral y en 2012 creé Reliquia Nuez, una plataforma para vender tortas y luego flores. Me fui de Agua de Oro y vine a Buenos Aires donde el mercado de las flores era muchísimo mas basto y creciente.
Me propuse hacer todas las cosas que hacían mis floristas favoritxs como trabajar en una florería, diseñar arreglos para eventos, dar un taller de floristería y publicar un libro de flores. Más de 50 ramos de novia, coronas fúnebres, ramos de regalo, topiarios, centros de mesa, arreglos en casas y oficinas, además de producciones colaborativas con artistas y amigxs.
Florista (2012-2020) desprende una enorme cantidad de piezas seriadas y autónomas que circularon en ámbitos artísticos y extra artísticos como ejercicios de composición, performance, fotografías, instalaciones, videos, dibujos, y escritura.
REPOSTERA
Entre los años 2009 y 2015 aproximadamente, investigué el oficio de la repostería y lo transformé en mi lenguaje fundamental.
Este período implicó el estudio de materias primas, técnicas y herramientas propias de un oficio que hasta ese momento tenía asociado a las pequeñas pymes de amas de casa. Mezclas, batido, horneado y decoración. Servicio, emplatado, embalaje y envío. Proporción, equilibrio, color, texturas, volumen y gusto, me acercaron a mi primer ejercicio completo como artista plástica estrictamente hablando. Se desplegaron temas como la memoria emocional, las tradiciones culinarias, los acontecimientos festivos, fundamentalmente el cumpleaños y la boda.
Como repostera, abrí una casa de té, abastecí de tortas a algunos restaurantes, tomé una formación de repostería artesanal, recopilé recetas tradicionales, documenté secretos culinarios, publicité mis servicios en sitios y revistas de bodas. Practiqué grafismos con decoración con manga, aprendí a fabricar mis propias materias primas como pasta de cubrir, brillantinas, mermeladas, color flow, flores de azúcar, entre otras. Desarrollé un sistema de montaje de pasteles, produje una enorme cantidad de tortas, pasteles y tartas dulces a pedido, y una serie de piezas autónomas como performance, fotografía, escritura, video, murales, colaboraciones interdisciplinares, entre otras.
PELUQUERA
Entre los años 2006 y 2009 me convertí en peluquera como primer paso para lo que sería un recorrido de 13 años en el campo de los oficios. A partir de una pequeña investigación que llamé Ikebana (sin saber que algún día sería florista) empecé a trabajar con mi pelo y después con pelo ajeno hasta finalmente convertirme en peluquera. Durante esos años curé un ciclo de intervenciones de artistas en una peluquería, conocí el circuito de lxs peluquerxs y coloristas, tomé un curso de perfeccionamiento en corte, tomé un sillón en Aeropuerto, luego en Nova, todas tiendas de artistas amantes de la moda como yo, fui peinadora en desfiles y producciones de fotomoda.
Mientras tanto, ser peluquera se metió en mi obra y mi obra se convirtió en ser peluquera. Me gustó decirme que vivía del arte porque mi taller era la peluquería y los cortes eran mi obra, mientras producía algunas cosas mas o menos autónomas que iban a parar mayormente a internet.